Misa de Acción de Gracias por el Servicio de la Compañía de Jesús en la UCAT

La Universidad Católica del Táchira (UCAT) celebró ayer, miércoles 8 de octubre de 2025, una Eucaristía de Acción de Gracias por los 63 años de la presencia y el trabajo apostólico de la Compañía de Jesús en la institución. La emotiva ceremonia se llevó a cabo en la sede de Sabana Larga y marcó el cierre (suspensión, no supresión) del ciclo de colaboración directa de los Padres Jesuitas con la Diócesis de San Cristóbal, en las tareas de inspiración y conducción de la Universidad.

Una Eucaristía de Gratitud y Compromiso

S.E.R. Monseñor Lisandro Alirio Rivas Durán, Obispo de San Cristóbal y Gran Canciller de la UCAT; S.E.R. Mons. Juan Alberto Ayala Ramírez, Obispo Auxiliar de San Cristóbal, los Reverendos Padres Jesuitas integrantes de la Comunidad San Pedro Fabro, S.I., numerosos sacerdotes diocesanos, profesores, personal operario, administrativo y estudiantes, junto con autoridades rectores y decanales, entre otros, estuvieron presentes en la Eucaristía, que también congregó a muchos miembros de las obras pertenecientes a la Red Apostólica Ignaciana de la Frontera (RAIF).

El sentimiento generalizado fue de “gratitud y sentida nostalgia” por el “don inmenso” que significó la labor de la Compañía de Jesús desde la fundación de la Universidad en 1962, como Extensión Táchira de la Universidad Católica Andrés Bello y su autonomía en 1982, al nacer una Universidad regional con propio perfil, la Universidad Católica del Táchira (UCAT). Todo ello, como la concreción del sueño del tercer Obispo Diocesano, Mons. Alejandro Fernández Feo Tinoco, que quiso que los hijos de este lar, pudieran cursar estudios universitarios en su propio terruño.

El Legado Ignaciano Permanece

Durante su intervención, el Pbro. Dr. Javier Yonekura Shimizu, Rector, enfatizó que este momento no representa “un adiós, sino un GRACIAS inmenso y un compromiso renovado”. “La llama ignaciana no se apaga, sino que se transforma en la luz propia de esta Universidad”, afirmó.

El Pbro. Javier Yonekura, reconoció el impacto de los Jesuitas en la institución: “Gracias por su siembra, su rigor académico y su audacia evangélica… El fruto de su esfuerzo ha sido parte de esa contribución que entre todos hemos aportado para mantener en pie a la UCAT”. Finalmente, instó a la comunidad a ser fiel al legado recibido, asegurando que la Universidad siga siendo un lugar donde “en todo, se ame y se sirva”.

Palabras de Agradecimiento del Gran Canciller

Mons. Lisandro Alirio Rivas Durán, Obispo de San Cristóbal y Gran Canciller de la Universidad, en su intervención expresó el profundo agradecimiento de la Diócesis de San Cristóbal a la Compañía de Jesús: “Hoy culminan los Jesuitas, esta bella misión en el Táchira. Siempre estaremos muy agradecidos con ustedes… como sabemos agradecer aquí: Dios les pague. Dios les Pague por tanto y por todo”, manifestó.

Mons. Rivas Durán, destacó que la misión de los Jesuitas se centró en permitir que las nuevas generaciones hicieran “realidades sus metas y grandes ideales, con esfuerzo, sacrificio y dedicación”, formando a personas útiles para la sociedad y enfocadas en el gran valor del trabajo, de la defensa de la vida y la dignidad humana. Todo esto cumplido “Para la mayor Gloria de Dios”.  Asimismo, aseguró que, aunque la etapa de cooperación directa culmine, las puertas de la UCAT permanecen abiertas a los Jesuitas “con amistad, fraternidad y unidad en la construcción del Pueblo de Dios” para un posible futuro retorno.

La Obediencia y la Fraternidad como Eje

Por su parte, el R.P. Jesús Gazo Bernal, S.J., centró su mensaje en la obediencia y la fraternidad, haciendo referencia al “Padre Nuestro”. Subrayó que, más allá de los protocolos, lo fundamental es que “todos somos hermanos” e hijos de Dios.

Explicó que la decisión de la Compañía de Jesús de suspender su ciclo se da en un acto de obediencia a su Provincial y a la voluntad de Dios, para dirigirse a “otro campo de la Evangelización”.

“Nosotros obedecemos y agradecemos todo lo que han hecho”, concluyó el Pbro. Gazo, recordando que lo más importante es que en la UCAT, todos, creyentes y no creyentes, compartan la dignidad de ser hijos de Dios y se reconozcan como hermanos.

La UCAT, a través de sus autoridades, mediante el conferimiento y entrega de la Orden Universidad Católica en su grado de Medalla, el Acuerdo de Gratitud emitido por el Consejo Universitario y la imposición de botones institucionales a cada uno de los miembros actuales de la Comunidad Jesuita San Pedro Fabro S.I., expresó el infinito agradecimiento que desde esta casa de estudios universitarios se tiene a la Compañía de Jesús.

El invaluable aporte de los Jesuitas en la formación académica integral de multitud de generaciones de profesionales, oriundos del Táchira, de otras regiones de Venezuela y de fuera del país, que han tomado a la UCAT como su Alma Mater, son frutos concretos de esa extraordinaria labor cumplida. Como dijo Mons. Rivas Durán: “son grandes los frutos recogidos en tantos hombres y mujeres que, como profesionales egresados de la Universidad Católica del Táchira, han sido punto de referencia en la gestación de un mundo mejor, y con sus valores y principios han ayudado a construir el país en la misión que a cada uno le ha tocado vivir”.

(PrensaUCAT)