La Universidad Católica del Táchira (UCAT), inauguró oficialmente el Año Académico 2025-2026 con una solemne Eucaristía celebrada este viernes 10 de octubre en el campo de fútbol de la sede Sabana Larga. La Santa Misa marcó un inicio de ciclo centrado en la fe, el servicio y el compromiso social de la comunidad universitaria.
La ceremonia religiosa fue presidida por Mons. Lisandro Alirio Rivas Durán, Obispo de San Cristóbal y Gran Canciller de la UCAT, contándose con la asistencia de miembros de la comunidad universitaria, en particular, de los estudiantes de quinto año de las diferentes carreras, sus padres, representantes, padrinos, así como de sacerdotes, profesores y autoridades universitarias, todos unidos en un ambiente de profundo significado espiritual.
Durante su homilía, Mons. Rivas Durán hizo un llamado a la renovación espiritual y social, invitando a la comunidad universitaria a vivir como “hijos de Dios” mediante la práctica diaria de las buenas obras. El Gran Canciller destacó la misión fundamental del Ucatense para este nuevo ciclo: “irradiar luz y a dar sabor a tantas situaciones que vive nuestra sociedad.” Citando las palabras del Papa Francisco, subrayó que el servicio es un pilar de la cultura del encuentro, que implica “inclinarse hacia quien tiene necesidad y tenderle la mano, sin cálculos, sin temor, con ternura y comprensión.”
Inspirándose en las palabras de Jesús, Mons. Rivas Durán invitó a los presentes a ser “la sal de la tierra y la luz del mundo.”
Ser sal: Agentes que den sabor, que transformen positivamente la sociedad y la preserven de su decadencia.
Ser luz: Iluminar las tinieblas del mundo, la injusticia y los problemas, permitiendo que la luz de Cristo brille a través de las buenas obras, con el objetivo de que todos “glorifiquen al Padre celestial.”
Finalmente, el Gran Canciller exhortó a la comunidad a salir de las “seguridades y las comodidades” para ir hacia las “periferias existenciales” y ofrecer “el calor del Evangelio a los corazones heridos… para que en Jesucristo tengan vida y vida en abundancia.”
La celebración concluyó con un momento de alegría y agradecimiento ante el altar, donde los estudiantes pidieron a Dios fortaleza y bendición para culminar con éxito sus carreras. Esta emotiva jornada no solo marca el comienzo del nuevo ciclo académico, sino que también renueva el compromiso de la UCAT con la formación integral de profesionales basados en la fe, la excelencia y el servicio transformador a la sociedad.
(PrensaUCAT)