Preinscripciones abiertas del 23 de junio al 31 de agosto de 2020, año académico 2020 – 2021 para las carreras de pregrado.
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La oportunidad del Año Ignaciano 2021-2022
Recordar a San Ignacio de Loyola y celebrar su fiesta, es una ocasión para compartir algunas reflexiones sobre el año ignaciano que comienza el próximo mes de mayo. El año ignaciano 2021-2022 nos ofrece una gran oportunidad que, –¡ojalá!–, aprovechemos a fondo y evitemos dejarla pasar en vano. Es un llamado a permitir que el Señor trabaje nuestra conversión. Pedimos la gracia de ser renovados por el Señor. Deseamos descubrir un nuevo entusiasmo interior y apostólico, una nueva vida, nuevos caminos para seguir al Señor. Por eso, hemos escogido como lema del año: ver todas las cosas nuevas en Cristo.
Todo el año estará guiado por las Preferencias Apostólicas Universales 2019-2029. Sabemos que asimilarlas supone conversión para cada uno de nosotros, nuestras comunidades y nuestras instituciones u obras apostólicas. Pedimos la gracia de un cambio real en nuestra vida-misión de cada día.
En este momento me dirijo especialmente a nuestros compañeros y compañeras en la misión, laicos, laicas, religiosas, religiosos y quienes desde otras creencias o convicciones humanas participan en la misma lucha. Esperamos durante el año ignaciano compartir más a fondo con ustedes la experiencia fundacional por la que el cuerpo apostólico de la Compañía participa en la misión de reconciliar todas las cosas en Cristo. Muchos de ustedes sienten un profundo compromiso con esa inspiración, con el carisma que da vida a la Compañía de Jesús. Doy gracias al Señor por esa gracia y a cada uno de ustedes por su entusiasmo y cercanía. Queremos aprovechar el año ignaciano para acompañar más de cerca el trabajo que está haciendo el Espíritu Santo en cada uno de ustedes y puedan sentir la llamada más profundamente.
A los jóvenes les digo, queremos aprender a acompañarlos. Queremos aprender de ustedes. Cada uno de ustedes es único, ha nacido con un proyecto especial. Ignacio luchó para descubrir el sentido de su vida. En él pueden encontrar inspiración en la búsqueda que cada uno de ustedes está haciendo para hacer de su vida algo significativo, una contribución a un mundo mejor, en el que se respete la dignidad de las personas y se conviva gozosamente con la naturaleza. Manifiesto nuestro deseo de acompañarlos a través de todas nuestras actividades y sobre todo a través de nuestras personas dispuestas a compartir tiempo, sueños y esperanza.
A mis hermanos jesuitas de todas las generaciones dispersos por todo el mundo les digo que el año ignaciano es una nueva llamada a inspirarse en Ignacio, el Peregrino. Su lucha interior y su conversión lo llevaron a una muy cercana familiaridad con Dios. Esta familiaridad, este intenso amor, le permitió encontrar a Dios en todas las cosas e inspirar a otros para, juntos, formar un cuerpo apostólico, lleno de celo misionero. Somos herederos de ese carisma y responsables de su vigencia en los tiempos que vivimos.
Para Ignacio, una vida de pobreza era expresión de la intimidad con Jesús, el Señor. Más que las palabras, su pobreza fue signo de su transformación interior, de su creciente vulnerabilidad ante el Señor, de su indiferencia radical a disponerse a seguir la voluntad de Dios, de su sentido de que todo descendía de lo alto como un don.
¿Cómo podemos nosotros, los actuales miembros de la Compañía de Jesús, recibir y vivir esta gracia de la pobreza evangélica?
En primer lugar, acercándonos a la forma de vida de Jesús como lo hicieron Ignacio y los primeros compañeros. Sí, una relación íntima con el Señor es posible si la deseamos y la pedimos con insistencia como hemos aprendido en los Ejercicios Espirituales. Es una intimidad que se nos da no sólo para disfrutarla cada uno tranquilamente. Por el contrario, es una intimidad que nos capacita para amar y seguir más de cerca a Jesús que nos sigue llamando, especialmente a través de los más pobres y marginados, a través del grito de la tierra, a través de todo lo que es vulnerable. Para los primeros compañeros, la vida en pobreza, de cada uno y de la comunidad, siempre estuvo unida al cuidado de los pobres. Esa es parte sustantiva del carisma que hemos heredado.
Guiados por el discernimiento de las Preferencias Apostólicas Universales hemos aceptado el reto de escuchar el grito de los pobres, los excluidos, aquellos cuya dignidad ha sido violada. Hemos aceptado caminar con ellos y promover juntos la transformación de las estructuras injustas que se han puesto de manifiesto tan claramente en la actual crisis mundial. Y permítanme ser claro: esta crisis no es sólo sanitaria y económica sino, sobre todo, social y política. La pandemia del COVID-19 ha mostrado las graves deficiencias de las relaciones sociales en todos los niveles, el des-orden internacional y las causas del desequilibrio ecológico. Sólo el amor de Jesús trae la curación definitiva. Sólo podemos ser testigos de ese amor si estamos estrechamente unidos a Él, entre nosotros y con los descartados del mundo.
Vivir nuestro voto de pobreza en las actuales condiciones del mundo nos exigirá cambios en nuestra cultura organizativa. La trayectoria de los Ejercicios Espirituales puede ser nuestra guía, empezando por una profunda renovación de nuestra libertad interior que nos lleva a la indiferencia y nos haga disponibles a “lo que más conviene”. Necesitamos, también, reconocer nuestras deficiencias e, incluso, pecados en esta materia para poder alcanzar la identificación de nosotros mismos con el Jesús pobre y humilde de los Evangelios. Pedimos, como lo hemos hecho tantas veces en la contemplación de la llamada del Rey Eternal (EE., n. 98), la gracia de renovar nuestro deseo de imitarlo “en pasar todas injurias y todo vituperio y toda pobreza, así actual como Espiritual”.
Como jesuitas debemos preguntarnos qué significa en nuestro tiempo introducir cambios en nuestra vida de pobreza religiosa para hacerla más estricta. En el texto ignaciano la expresión completa es que según las exigencias de los tiempos se vea si es necesario introducir cambios que la hagan más estricta. Lo que queremos hacer es entender cuáles son las demandas de estos tiempos mientras miramos hacia el futuro. El examen de nuestra vida en pobreza se convierte en la forma concreta de inspirar la conversión para una recarismatización de nuestra vida-misión.
Queridos hermanos jesuitas, queridos compañeros y compañeras en la misión. Este puede ser un momento transformador para la Compañía de Jesús. Puede ser un momento que libere nueva energía, nueva libertad, nuevas iniciativas, nuevo amor para los demás y para nuestros hermanos y hermanas más afligidos. Al recordar a San Ignacio de Loyola y su conversión, encontramos aliento. Sí, el cambio es posible. Sí, nuestro “corazón de piedra” puede convertirse en “corazón de carne”. Sí, nuestro mundo puede encontrar nuevas formas de avanzar. Ponemos nuestras manos en las de Jesús, nuestro hermano y amigo, y salimos a un futuro incierto y esperanzado, confiados en que Él está con nosotros y en que su espíritu nos está guiando.
San Ignacio de Loyola, ruega por nosotros.
Que el Señor nos bendiga mientras caminamos detrás de Él.
Se puede disfrutar el mensaje en video en el siguiente link: https://www.jesuits.global/es/2020/07/29/la-oportunidad-del-ano-ignaciano-2021-2022/
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Vaticano.- “Humana communitas en la era de la pandemia: consideraciones intempestivas sobre el renacimiento de la vida”. Es el nuevo documento de la Pontificia Academia para la Vida (Pav) sobre las consecuencias de la crisis sanitaria causada por el coronavirus.
Desarrollar una ética del riesgo, poner en práctica la cooperación internacional y promover una solidaridad responsable: estos son los principios clave que figuran en el documento de la Pav -el segundo después del del 30 de marzo pasado titulado «Pandemia y hermandad universal»- dedicado a la emergencia mundial a raíz del virus Covid-19. El texto comienza con una pregunta: de la pandemia “¿Qué lecciones hemos aprendido? Más aún, ¿qué conversión de pensamiento y acción estamos dispuestos a experimentar en nuestra responsabilidad común por la familia humana?” A la primera pregunta, la Pav responde con «la lección de la fragilidad» que toca a todos, pero sobre todo a los hospitalizados, a los prisioneros, a “los abandonados destinados al olvido en los campos de refugiados del infierno”. Pero al mismo tiempo, otra lección ha resultado de esta enseñanza: la conciencia de que la vida es un regalo. Y más aún: la pandemia nos ha hecho comprender que todo está conectado y que “la depredación de la tierra”, las opciones económicas basadas en la avaricia y los consumos excesivos, “la prevaricación y el desprecio” de la creación también han tenido consecuencias en la propagación del virus.
El presente estudio versa sobre el análisis de la situación del migrante y refugiado venezolano en los países receptores, durante el periodo comprendido entre el día 18 de marzo al 22 de mayo del año 2020, como también sus desafíos al haber un incremento de sus vulnerabilidades frente a la pandemia COVID-19. Este contacto se logró a través de correo electrónico, realizando la consulta por medio de una encuesta online, cuyas variables de estudio son principalmente sociodemográficas.
Laudatio pronunciada por su S.E.R. Mons. Doctor Mario del Valle Moronta Rodriguez, Obispo de San Cristóbal y Gran Canciller de la Universidad Católica del Táchira, durante la investidura de S.E.R Zenón Cardenal Grocholewski, como Doctor en Derecho Honoris Causa, de esta Casa de Estudios el día 17 de abril de 2012.
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El Gran Canciller, el Consejo Fundacional, las Autoridades Rectorales, Decanales y toda la Comunidad Universitaria, lamentan profundamente el fallecimiento de
Prefecto Emérito de la Congregación para la Educación Católica
(de los Institutos de Estudio)
Doctor en Derecho Honoris Causa
de esta Universidad Católica del Táchira, investido el 17 de abril de 2012
Hecho acaecido el día de hoy, en la ciudad de Roma, Italia. En estos momentos de dolor por la pérdida física, pero con el agradecimiento por una vida de servicio a la Iglesia de tan egregio Pastor, hacemos llegar a S.E.R. Mons. Aldo Giordano, Nuncio Apostólico en Venezuela y en él, a toda la Iglesia Universal, así como a los miembros de la distinguida familia del Cardenal Zenón, nuestras oraciones y palabras de cercanía fraterna, con la esperanza puesta en Dios, quien ya lo ha recibido en Su seno.
El Consejo Universitario de la Universidad Católica del Táchira, en ejercicio de las facultades contenidas en los artículos 24 y 26 numerales 1, 20 y 21 de la Ley de Universidades y así como en las demás normas legales y reglamentarias, que en este caso corresponden,
Considerando
Que en fechas 22 de abril, 08 de mayo y 01 de junio, todas de este año 2020, este Consejo Universitario resolvió, de manera excepcional y única, dictar un conjunto de disposiciones con motivo de la pandemia de Covid-19, para que rijan el desarrollo de las distintas evaluaciones de las diversas asignaturas en sus correspondientes condiciones, así como el servicio comunitario, con el fin de facilitar a sus estudiantes la finalización del año académico 2019/2020.
Considerando
Que el Estado de Excepción de Alarma, declarado originalmente mediante Decreto Nº 4.159 de 13 de marzo de 2020, publicado en Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela Número 6.518 (Extraordinaria) de esa misma fecha, se ha mantenido con vigor en el territorio de la República mediante sucesivos actos normativos hasta el día de hoy, proyectándose su vigencia en el futuro inmediato.
Considerando
Que, conforme a la Normativa de Pasantías para los estudiantes del último año de las diversas carreras dentro de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, se aproximan los lapsos en que estas deben realizarse en el corriente año lectivo, según sus términos y condiciones, como requisito de carácter complementario para la formación de los estudiantes y de obligatorio cumplimiento por estos, a fin de obtener el título profesional correspondiente.
Considerando
Que, en la letra y el espíritu de la Normativa de Pasantías, ellas han sido concebidas como un medio formativo a través del contacto directo de los estudiantes con el campo laboral, lo cual resulta de imposible cumplimiento para estos bajo las actuales circunstancias, debido a las restricciones de funcionamiento de las entidades laborales por causas de salubridad pública, lo que impide la presencialidad requerida en tiempo y demás condiciones de modo y lugar, por la Normativa sub examine.
RESUELVE:
De manera excepcional y única, para que tenga aplicación durante el tiempo restante para la finalización del presente año académico 2019/2020, lo siguiente:
Artículo 1°. Se suspende la aplicación de la Normativa de Pasantías, para estudiantes de últimos años de las correspondientes carreras, dentro de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales.
Artículo 2º. Los estudiantes que en este periodo lectivo 2019/2020, se encuentren cursando el quinto año de las carreras de Licenciatura en Contaduría Pública y de la Licenciatura en Administración en sus menciones: Gerencia de Empresas, Gerencia de Recursos Humanos y Mercadeo, en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, y cumplan con todos los extremos legales y reglamentarios, en orden a la obtención de su grado, podrán optar por el título profesional correspondiente, sin que deban ejecutar la actividad de pasantías.
Artículo 3º. Las dudas acerca de la interpretación y el alcance de las disposiciones del presente régimen serán resueltas por el Consejo Universitario.
Dada, firmada, sellada y refrendada por el Consejo Universitario de la Universidad Católica del Táchira, en la ciudad de San Cristóbal, a los quince días del mes de julio de dos mil veinte.
Dr. Pbro. Javier Yonekura Shimizu
Rector – Presidente
Refrendado:
Abog. Esp. Jesús Gerardo Díaz
Secretario