Sobre acciones concretas de la Iglesia en casos de abuso sexual

En su intención de oración del mes de marzo, el papa Francisco abogó por los que sufren a causa de abusos por parte de los miembros de la comunidad eclesial. Refirió que a Iglesia tiene que ofrecer espacios seguiros para las víctimas, acompañarlas psicológicamente y protegerlas. “Pedir perdón es bueno para las víctimas, pero son ellas las que tienen que estar en el centro de todo”, dijo.

El Pontífice expresó que el dolor y los daños psicológicos de las víctimas “pueden empezar a sanar si encuentran respuestas; acciones concretas para reparar los horrores que han sufrido y prevenir que no se repitan”. Sobre este particular, el presbítero Joel Escalante, psicólogo y párroco de la iglesia Dios Padre Misericordioso, señala que la Iglesia está en camino hacia esa ayuda que necesitan las víctimas, y sugiere que se pueden conformar grupos que ayuden a sanar desde la perspectiva psicológica y espiritual.

Sostiene que la principal necesidad de las víctimas es sentir seguridad: “todo abusado lo que pide es seguridad, esa es la exigencia más grande”. Explica que la familia es la primera que debe ofrecer apoyo moral, no para juzgar ni difamar, sino para acompañarle en un proceso de resiliencia. Luego, “Si –el delito- fue en el ambiente eclesial, un representante superior de la iglesia como es la figura del obispo, que representa la plenitud del sacerdocio, debe tener un diálogo fraterno, paternal y que la víctima pueda sentirse segura de que van a hacer justicia”.

Además de la atención por parte de la autoridad eclesial, visitas, acompañamiento, oración, se pueden invitar a grupos en los que puedan desahogarse, drenar su situación acompañados por especialistas. La iglesia puede convocar este tipo de especialistas “aquí en el Táchira hay muchos psicólogos católicos y psicólogos sacerdotes, se puede hacer un equipo que les ayude a sanar”, esto es muy necesario, para evitar que la víctima se convierta en victimario, refirió el presbítero.

Desde la perspectiva espiritual, el Padre Joel comenta que es posible sanar estas situaciones y la mejor sanación es el perdón, pero, para llegar a ello tiene que darse un proceso de reestructuración cognitiva, es decir, desmontar los pensamientos negativos que se han formado en la mente de las víctimas y que de no ser tratados adecuadamente pueden caer tendencias perjudiciales para ellos y para su entorno.

Por otra parte, para ofrecer espacios seguros, la iglesia tiene que estudiar y analizar desde la psicología y la psiquiatría muchos indicadores de conducta que pueden señalar peligro en algunas personas que sirven en la catequesis, en la educación católica, en la formación de los seminarios. Así mismo, en caso de que se confirmen abusos por parte de integrantes de la Iglesia, el Papa Francisco ha ordenado que se comunique a las autoridades civiles de cada país, y se dé el respectivo seguimiento.

Abordaje de situaciones

El padre Escalante indica que la atención a las víctimas se debe en primer lugar distinguir en dos etapas: los menores de 12 años (casos específicos de pedofilia), y los adolescentes que han caído en el engaño y la manipulación del pedófilo. En los niños pequeños, estas situaciones afectan mucho el subconsciente y lo que va estructurando su personalidad, por ello, ante la primera consecuencia que es ensimismamiento, aislamiento y pánico, la atención y el cariño de la madre son muy importantes. Se le debe incorporar en actividades complementarias deportivas, (el karate ayuda mucho). En la escuela, la maestra debe ser informada y asumir el secreto profesional, incorporarlo en juegos, bailes, obras de teatro, actividades que les proporcionen alegría y compensación.

Continúa el presbítero “Cuando un adolescente ha sido ultrajado, engañado, la sanación tiene que ser más intensa se debe acudir a un psicólogo, trabajar terapias de reestructuración cognitiva para desmontar de la mente del joven las creencias automáticas que surgen a partir de la experiencia vivida como soy una basura, debo morirme. Es vital la compañía de la familia no para difamarlo, sino para sentir el apoyo”.

A manera de resumen, la atención psicológica a las víctimas requiere que se genere una empatía para que puedan ellos desahogarse, tener un respiro y lograr la resiliencia. Para concluir indica que los psicólogos necesitan formación para atender este tipo de situaciones y ayudar a alcanzar la sanación.

(PrensaUCAT)