Author Archives: Noticias UCAT

Noticia-UCAT-TIU

A todos los aspirantes preinscritos y validados después del 20 de julio de 2018 y aspirantes validados que no pudieron presentar el TIU les recordamos que deberán traer para el día miércoles 26 de septiembre a las 8:00 a.m. lo siguiente:

– Constancia de Preinscripción original

– Bolígrafo de tinta negra o lápiz de grafito

– Cédula laminada

– Borrador y saca punta

– Calculadora (no es necesario que sea científica)

IMPORTANTE:

Si tiene duda sobre el aula y la hora dónde presentará la prueba, puede consultar haciendo clic en el siguiente enlace: CONSULTAR AULA

El TIU se realizará en las instalaciones de la UCAT sede vieja (Loma del Tejar) Calle 14 con carrera 14 de Barrio obrero. (Ver Mapa).

Los aspirantes validados como readmitidos no deberán asistir el miércoles 26 de septiembre al TIU. Sólo deben formalizar su inscripción en la fecha en que les corresponda. (ver cronograma de inscripción, opción “nuevos y readmisión”).

Para cualquier información adicional, puedes escribir al correo electrónico preinscripciones@ucat.edu.ve o comunicarte a través de los teléfonos: +58-0276-5107274 / 5107275


Noticia-UCAT-Lista-Alumnos

Lista Alumnos Insolventes de Convenio Banco Sofitasa al 5 de septiembre de 2018 para consultar la lista haga clic en el siguiente enlace:

Ver Lista Clic Aquí 

 


Noticia-UCAT-Vista-Obispos

En la mañana de hoy los Obispos Venezolanos iniciaron la visita Ad Limina Apostolorum con una Eucaristía en el altar ubicado en la tumba del Apóstol Pedro, en la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, cuya celebración presidio Mons. José Luis Azuaje, Arzobispo de Maracaibo, presidente de la CEV; y como concelebrantes principales Mons. Mario Moronta, Primer-Vicepresidente de la CEV, Obispo de San Cristóbal y el Cardenal Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas.

Mas de 40 obispos de las diversas circunscripciones eclesiásticas estuvieron en la Eucaristía para elevar una plegaria por Venezuela ante la tumba de Pedro y con la presencia de algunos sacerdotes que realizan estudios en las diversas universidades Pontificias de la ciudad de Roma.
Mons. José Luis Azuaje, durante la homilía expresó que hoy día “se hace más vigente la petición de Pedro de pastorear libremente con sinceridad y testimonio de vida el rebaño por Dios encomendado a cada uno de nosotros. El servicio es a la gente, ella es la dueña de nuestras horas, de nuestros afanes en las diversas comunidades”

Para Mons. Azuaje la Visita Ad Limina es una oportunidad “para contemplar el misterio de la llamada y de la entrega; el misterio de las definiciones de las diversas responsabilidades que asumimos en la Iglesia. Todo ello tiene sentido desde una confesión de fe “Tu eres el Cristo, el Hijo del Dios vivo”. Añadió además que “no es cosa de sentimientos, de simples creencias, sino de fe viva, lo que nos permite abrirnos a la Esperanza, a no sucumbir ante la contingencia histórica por más destructiva que sea, por eso nos acercamos a esta roca firme, a esta piedra desde donde se ha edificado la Iglesia de Cristo”

Al referirse al lugar de la celebración de inicio de la visita Ad Limina, señala que esta Eucaristía en la tumba de Pedro “no es un monumento cultural, es donde reposa la roca firme querida por Cristo para edificar la Iglesia, que nos toca servir hoy en Venezuela a pesar de los sufrimientos e incomprensiones , nuestros ojos contemplan la tumba de la roca firme, que hoy quieren tambalear, pero se les olvida que Cristo le ha dado las llaves del Reino de los Cielos, le ha dado poder liberador, un poder cuya fuerza es la misericordia y el amor”

“Hoy sucesorialmente esta roca es Francisco, quien ejerce su ministerio Pretino. Su servicio es querer renovar y poner al día la Iglesia para que dé verdadero testimonio del Resucitado. Le ha traído muchos inconvenientes”

Para nosotros, añadió Mons. Azuaje, en nuestro país, ser testigo de la verdad y del amor, al proclamar la libertad y la dignidad humana como centro de la vida de un pueblo, al trabajar por la humanización y respeto de los derechos humanos, nos tocara una mayor cuota de sufrimiento e incomprensiones, calumnias y peligros. Hay que confiar en quien nos llamó y en quien nos escogió y nos envió.

Alentó a sus hermanos Obispos a hacer suyas las palabras del Papa Francisco “el obispo se presenta como un hombre escogido por Dios, no para ser una celebridad, sino para ser un pobre del Señor, un testigo de la verdad y que lucha por alcanzar la eterna caridad. Su vocación es ser cordero que se identifica con el rebano, entre el pueblo con el que es menos atractivo a esta sociedad”

Brotan tres acciones fundamentales, la primera seria acoger, dar cabida a todos con un corazón, amplio, sin distinción de ninguna especie, teniendo una predilección con los más pobres y vulnerables. Segundo, caminar con el pueblo, sentir y compartir sus gozos y sufrimientos. Tercero permanecer con el pueblo que se nos ha encomendado sin deseo de estar en otro lado, es decir, fructificar donde Dios nos ha plantado.
Al culminar la Eucaristía el Episcopado Venezolano se reuniría en la Congregación para la Educación Católica y posteriormente con el Instituto para las obras de la Religión (IOR)

La Visita Ad Limina Apostolorum se realizará del 06 al 15 de septiembre de 2018. La última realizada por el Episcopado Venezolano fue en el año 2009 con el Papa, hoy emérito, Benedicto XVI.

 Prensa CEV


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Las Autoridades Rectorales, Decanales y toda la Comunidad Universitaria, lamentan profundamente el fallecimiento de la

Sra. Ana Teresa Castro de Peñuela

Madre de la profesora Alba Peñuela de esta casa de estudios.

En estos momentos de dolor, hacemos llegar a la profesora Alba Peñuela y toda su familia, nuestras palabras de esperanza cristiana en la Resurrección final con las palabras que la Iglesia, desde sus orígenes, ha recordado en el canto de las letanías “Quien cree en Ti Señor, no morirá para siempre/Yo sé que mi Redentor vive y el último día resucitaré de la tierra”.

Velación: Capilla velatoria Parque cementerio San Gabriel
Cremación: Miércoles 5 de septiembre a las  9:00 am

San Cristóbal, 05 de septiembre de 2018


Noticia-UCAT-Servicio-Comunitario-2018-2019

Se inicia la inscripción en los Cursos de Inducción de Servicio Comunitario para el período Académico 2018-2019.

Mediante las aulas virtuales de Servicio Comunitario UCAT los estudiantes de cuarto y quinto año de las carreras largas y tercer año del TSU en Ciencias Penales y Criminalística, deberán inscribirse para capacitarse en el curso de inducción del período académico 2018-2019.

Estas inscripciones se encontrarán abiertas en el siguiente enlace: Inscripción Curso de Inducción 2018 – 2019


Noticia-UCAT-Palabras

PLEGARIA AL SANTO CRISTO DELA GRITA

 

Ante ti, Santo Cristo de los Milagros, nuevamente acudimos con la certeza de que nos escuchas y nos sostienes. Tus brazos amorosos, aunque clavados en la Cruz, poseen la fuerza para cargar con toda la humanidad. En ellos, encuentran consuelo los pobres, los que sufren y los excluidos. Con ellos, se fortalece la auténtica esperanza de tus discípulos, particularmente quienes se dedican al servicio de los demás. Por ellos, se manifiesta el inmenso amor de tu entrega al Padre para la liberación de todos. Ellos siempre están abiertos a fin de recibir a tantos hijos pródigos que quieren regresar a casa, para llevar las ovejas extraviadas y además para acoger con total perdón a los pecadores.

 

Ante ti, Santo Cristo de la Grita, venimos para decirte que eres el centro fundamental de nuestra vida, que vives ayer hoy y siempre; eres lo más importante de nuestra nación. Como siempre, buscamos tu rostro sereno: en él redescubrimos el rostro misericordioso del Padre Dios. Con él y su leve sonrisa que atestigua el cumplimiento de la misión recibida, sentimos seguridad. Por él, experimentamos la confianza que has depositado en nosotros. Es un rostro sufrido pero contagiante de una alegría plena, la de la comunión con Dios y con la humanidad: es el rostro del Sacerdote/Víctima que unió con un puente de amor lo que se había roto, es decir la unidad entre los seres humanos y Dios.

 

Ante ti, Santo Cristo de los Milagros, volvemos a contemplar tu costado traspasado por la lanza: allí admiramos el corazón desde el cual se hizo sentir que cumplías la voluntad del Padre Dios. De ese costado, con el agua y la sangre brotaron los sacramentos y la Iglesia. En ese costado abierto podemos conseguir refugio ante tantas angustias y dificultades. Con ese costado abierto, sentimos la luz salvífica que ilumina las sendas que conducen a ti y nos permiten llegar a la plenitud de la vida nueva.

 

Ante ti, Santo Cristo de la Grita, nos presentamos de  reafirmar nuestra fe y nuestra vocación de discípulos. Llegamos de tantos lugares, cruzando los valles y montes andinos, y aunque lejos esté nuestro cuerpo nuestra alma siempre estará unida a ti. Gracias a tantos hermanos te han ido conociendo por Venezuela y allende sus fronteras, Donde viva, camine, trabaje un tachirense, por su testimonio y piedad, te hace conocer y comienzas a tener nuevos devotos; sencillamente porque tu costado recibe a todos sin acepción de personas, porque tu rostro sereno hace sentir el esplendor de la caridad y de la verdad que nos hace libres; porque tus brazos son el apoyo firme y seguro para nuestras familias, nuestras instituciones, nuestras comunidades, nuestra nación, nuestro mundo.

 

Ante ti, Santo Cristo de los Milagros, revivimos tu pasión y la dura experiencia de El Calvario. Como ícono de nuestra fe, vemos en tu hermosa talla las páginas del Evangelio que nos relatan tus últimos momentos antes de la muerte; podemos sentir el martillo que hace penetrar los clavos en tus manos y pies; podemos escuchar también las burlas que pretenden seguir quitándote tu dignidad junto con el despojo de tus vestiduras para quedar expuesto en tu desnudez ante la gente allí reunida; podemos sentir la misma sed que no quisieron saciar; podeos asociarnos al dolor de María, a quien nos dejaste como Madre amorosa; podemos escuchar todas tus palabras y las del centurión, el único en reconocerte como Hijo de Dios.

Ante ti, Santo Cristo de la Grita, queremos hacer nuestro el clamor que salió de tus labios “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” También hoy en toda Venezuela experimentamos una situación tal de indefensión y abandono que nos hace pedirle al Padre Dios por qué todo esto que sufrimos. Nuestra fe nos ayuda a entender que el Padre no te abandonó: era el momento supremo de tu entrega en sus manos. Él estaba allí, aún cuando sintieras la soledad del suplicio. Sabemos que Dios está junto a nosotros, pero aún así sentimos soledad, menosprecio e indefensión.

Sí, Señor del Rostro sereno, queremos hacerte llegar nuestro clamor por justicia y liberación. Formamos parte de un bravo y noble pueblo que ha sido despojado de las vestiduras de su dignidad: es minusvalorado y manipulado, a tal punto que se le sigue engañando con falsas ilusiones y con regalías que lejos de ayudarlo, más bien lo empobrecen. Formamos parte de un pueblo al cual se le está privando de un porvenir promisorio. Sus dirigentes políticos no se siente “pueblo”; unos porque no quieren dejar sus posiciones de poder, otros porque sólo tienen afán de poder y dinero; y todos ellos con un solo objetivo, asegurar sus propios intereses.

Sí, Señor del Rostro sereno: compartimos el dolor y el sufrimiento de tantos hermanos. Hay hambre que golpea a numerosas personas y va permitiendo desnutrición y enfermedades. Los enfermos no tienen ni buenos servicios de salud ni medicinas; parte el alma ver cómo muchos mueren por esa causa. Muchos hermanos se están yendo del país en busca de mejores condiciones de vida: causa dolor ver los miles de venezolanos que pasan diariamente por nuestras fronteras para ir a otros países y es triste ver cómo grandes grupos de hermanos van caminando por las carreteras de Brasil, Colombia y Ecuador. ¿Dónde está la justicia? No hay sino que ver cómo hay muchos privados de libertad que no han recibido sentencia y permanecen hacinados en comisarías de policía sin que se les dé una salida.

Sí, Señor del Rostro Sereno: hay sufrimiento y dolor, desesperanza y desconsuelo. Ha crecido la pobreza en un país que es rico en recursos naturales y que pudo haber sido mejor productor de tantos insumos. Pero el saqueo de los recursos, como sigue sucediendo en el así denominado arco minero, así como la corrupción y otros males, acrecientan la brecha y cada día hay más gente pobre y empobrecida.

Sí, Señor del Rostro sereno: nuestro pueblo sufre y siente el dolor de nuevos clavos que atraviesan sus vidas como los que atravesaron tus manos y pies en la Cruz: son los clavos del “bachaqueo”, la especulación y el contrabando; los clavos de la violencia manifestada en la delincuencia, la inseguridad, el narcotráfico y la trata de personas. Se  siente el martillazo de esos clavos en la acción de las mafias que buscan adolescentes y jóvenes para llevarlos a la prostitución, o para despojar de sus pocos ahorros y pertenencias a los que deciden emigrar, Se sienten las marcas de esos clavos en tantos niños abortados, en los que son corrompidos por la pornografía, en quienes son inducidos a hacer el mal. Muestran las heridas de esos clavos tantos hombres y mujeres que ven a sus hijos hundidos en las drogas, el alcohol y el dinero fácil. Causa impotencia ver cómo en tantas alcabalas y puntos de control bajan a hermanos nuestros de los transportes públicos, los requisan y les quitan sus pertenencias, sin que nadie pueda reclamar nada. Produce indefensión ver cómo hay gente que incluso se califica como cristianos católicos que promueven el aborto y la ideología tendiente a resquebrajar la familia. Tu pregunta “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?” se convierte hoy en nosotros en “¿hasta cuándo Señor?”

¿Hasta cuándo Señor habrá irresponsables que nos conducen por el despeñadero? ¿Hasta cuándo habrá gente indiferente y mediocre que no ve más allá de sus párpados y piensan que no está pasando nada? ¿Hasta cuándo habrá gente que se enriquece empobreciendo al pueblo y robándose lo que no les es propio? ¿Hasta cuándo habrá quienes piensen en nuevos mesianismos o en soluciones venidas desde fuera? ¿Hasta cuándo Señor?

Ante ti, Señor de los Milagros de la Grita profesamos nuestra fe y reconocemos que de verdad el Padre Dios no nos ha abandonado. Lo sentimos en la solidaridad de numerosos cristianos y personas de buena voluntad. Sabemos que Él nos acompaña al comprobar cómo hay hermanos nuestros quienes apenas con cinco panes y dos peces dan de comer a miles de venezolanos: lo vemos en la frontera, en las casas de paso y de misericordia de la Diócesis de Cúcuta y en las parroquias tachirenses del eje fronterizo; lo palpamos en el esfuerzo de sacerdotes y laicos de nuestras comunidades eclesiales y en las Cáritas parroquiales: con ellos se extiende la fuerza acogedora de tus brazos y la ternura de tu amor; en el vaso de agua compartido, el abrazo y la palabra oportuna y reconfortadora. ¡Qué hermoso es comprobar cómo los más pobres son hasta más solidarios que los más pudientes!

Antes de renegar y maldecir como pueden hacerlo quienes no tienen fe o han dejado de practicarla, aquí nos tienes para decirte que puedes contar con nosotros. Para no caer en la tentación de la desesperanza y del conformismo, con tu gracia, somos capaces de poner todo en común, compartirlo y hacer que nadie pase necesidad. Así podremos cumplir tu deseo de atender a los más pequeños y entonces podrás decirnos: “tuve hambre y me dieron de comer…”

Imploramos tu gracia para que nos sostenga y así podamos dar las respuestas justas a los retos del presente. Es verdad que hemos vivido los tiempos de las vacas gordas y no lo supimos aprovechar. Hoy es el tiempo de las vacas flacas y hemos de responder adecuadamente. Ilumina a quienes tienen el poder político y económico: que cambien de actitud y sean más cercanos a la gente. Da determinación a los pastores y laicos católicos más comprometidos con la evangelización para que no renuncien a su pertenencia al pueblo. Concede a tu pueblo la inteligencia de la fe, la fuerza del amor y la perseverancia de la esperanza para ir adelante y edificar en Venezuela tu Reino de justicia, paz y amor. Líbranos del pesimismo y la mediocridad; llénanos más bien de la decisión valiente de construir la Venezuela que requerimos. Líbranos del mal encarnado en el pecado del mundo y toca los corazones de quienes han optado por la oscuridad y la corrupción para que se conviertan.

Santo Cristo de la Grita, nuestro protector: en tus brazos nos acogemos y en ellos colocamos a Venezuela con toda su gente. Con nosotros, Venezuela está peregrinando hasta ti: en este tiempo de crisis, cuando nuestra nave boga por aguas turbulentas, haz que no seamos gente de poca fe, sino que sepamos mostrar que Tú estás en esa misma barca y no permitirás que zozobremos. En ti confiamos, cuenta también con nosotros. Amén

 

+Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal

6 de agosto del año 2018.


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HOMILIA

SANTO CRISTO DE LA GRITA

 

Una de las acciones más determinantes y humanas de Dios en la historia de la humanidad es la Encarnación de su Hijo, Jesús, el Dios humanado. Se hizo presente en el mundo de tal manera que se identificó con los seres humanos en todo menos en el pecado. Así el Señor se introdujo en el camino de la gente para compartir con ella sus alegrías y tristezas. Ese caminar culminó en Jerusalén con la Cruz liberadora, la cual se abrió posteriormente a la novedad de vida con la resurrección. Hoy, nuevamente acudimos como peregrinos para honrar al Salvador, plasmado en el hermoso ícono del Santo Cristo de la Grita. Lo hacemos desde nuestra pertenencia al pueblo, acompañando sus dolores y angustias, ilusiones y esperanzas.

En esta celebración compartimos el pan de la Palabra y de la Eucaristía. Es alimento para poder seguir en nuestra peregrinación cotidiana. Venimos a encontrarnos de manera especial con el Cristo del Rostro Sereno, quien se hizo presente en nuestra historia. “Por los valles y montes andinos” se metió en nuestra historia y desde aquí se hizo protector de Venezuela. El anuncio de su Evangelio se ha venido dando bajo el reflejo de su rostro sereno y sostenido por sus brazos amorosos. Es, junto con María de la Consolación, el gran ícono que ilumina nuestras vidas y misión evangelizadora.

Antes de enriquecernos con el pan eucarístico, les invito a saborear el también sabroso pan de la Palabra. La Liturgia, hoy como siempre, nos brinda, a través de las lecturas proclamadas, el gustoso alimento que nos sustenta en nuestra vida de encuentro y seguimiento de Jesús.

El Evangelio, recientemente anunciado, habla de un encuentro desafiante. Los apóstoles se hallan en aguas turbulentas y ven llegar a Jesús caminando sobre las aguas. Este les dice que no tengan miedo: “Soy Yo no tengan miedo”. Pedro reta al Señor: “Si eres Tú, haz que camine hacia ti”. Entonces, Jesús le invita a caminar hacia Él; pero al poco de hacerlo comienza a hundirse. Una es la razón: “hombre de poca fe”. Jesús lo toma de la mano y lo incorpora en la barca donde los discípulos hacen lo que Pedro mismo debía haber hecho antes; es decir, una profesión de fe: “Tú eres el Hijo de Dios”.

El drama que vive Pedro es fuerte. Primero no reconoce a Jesús. “Si eres Tú, haz que yo camine hacia ti”. Ante la auto identificación del Señor, “Yo soy no teman”, Pedro duda. No pone en juego su fe sino su prepotencia y creencia de superioridad. Sólo Jesús puede caminar sobre las aguas, pues es Dios y tiene el poder para hacerlo. Pedro quiere ser cono Jesús, hasta cuando descubre su debilidad en el hundimiento que lo puede ahogar. Allí surge el clamor que brota desde el mínimo de fe que aún le queda: “Sálvame Señor”. El hombre de poca fe termina por agarrarse del único que puede salvar y ante quien, con sus compañeros, hay que reconocerle su poder salvífico verdadero: “Tú eres el Hijo de Dios”.

Cristo es la revelación del poder de Dios, Con su vida, acciones y enseñanzas, Jesús revela el plan de Dios. Y como hemos oído del libro de los Hechos de los Apóstoles, la expresión radical de esa revelación está en la Cruz y la Resurrección. La respuesta del creyente, que no debería ser  un hombre de poca fe, es la del testimonio: “Somos testigos”. Esto es, ser una página viva de la Palabra de Dios: tomamos la cruz y seguimos a Jesús en el camino de la vida nueva del Resucitado.

Pero, a la vez, como nos indica Pablo, existen enemigos de la Cruz de Cristo. Son quienes de diversas formas y con variadas tendencias de carácter filosófico, cultural y religioso se oponen o se burlan de ella. La mejor respuestas a dichos enemigos de la Cruz de Cristo es provocar la imitación de Cristo crucificado y resucitado. Dicha imitación requiere una transformación personal que debe desembocar en una actitud permanente: “mantenerse firmes en el Señor”.

Ahora, al contemplar el ícono del Santo Cristo de los Milagros de la Grita, podemos saborear el pan de la Palabra que se nos está brindando. El Santo Cristo de la Grita nos permite, en primer lugar, profesar la fe y decirle “Tú eres el Hijo de Dios”. Como peregrinos comprobamos que los hermanos que llegan a este monte santo y también nosotros mismos reconocemos ser discípulos del Señor. Puede ser que sea débil la fe, pero hay fe. Lo que sí es claro es que Él es el centro de nuestra propia vida cristiana. El Cristo del Rostro Sereno es para cada uno de nosotros una invitación a imitarlo y a dejarnos transformar.

El mismo Señor nos ha pedido seguirlo tomando la propia cruz. Esto requiere ver el significado que ella tiene para nosotros: un poder de salvación con consecuencias claras para la humanidad. No es un mero episodio, lleno de elementos contradictorios e inexplicables. Es el acontecimiento donde se inició la Nueva Creación con la cual pudimos comenzar a ser hijos de Dos Padre y, con ello, también llegar a ser hombres nuevos.

Gustando el pan de la Palabra ante el Santo Cristo de la Grita, hasta quien llegan miles de peregrinos, podemos comprobar la fe de nuestro pueblo. Es una fe clara con la que carga su propia cruz. Dicha fe hoy se manifiesta en la caridad hecha solidaridad, aunque golpeada en su esperanza por la crisis que arrebata sus ilusiones y su calidad de vida. A la vez, sólo esa fe en Cristo le sostiene ante el menosprecio por su dignidad humana.

Hoy también nos conseguimos con enemigos de la Cruz de Cristo. Entre ellos se encuentran quienes siguen cuestionando la validez de la doctrina acerca de la Cruz. Se repiten los mismos argumentos de la época de Pablo: escándalo para algunos, estupidez para otros. Pero, junto a esto, se dan otras situaciones escandalosas contra  la Cruz del Señor. Lamentablemente, muchos de esos enemigos se identifican como católicos. Tienen un denominador común: el desprecio y la desvalorización de la dignidad humana. Efecto de ello es la visión reductiva y opresora del ser humano: el valor de la persona se rebaja y se coloca entre paréntesis, pues lo que importa para ellos son sus intereses particulares.

Entre los enemigos de la Cruz de Cristo hoy podemos señalar los siguientes: Aquellos que, en las diversas responsabilidades públicas o privadas que tienen en la sociedad, imponen cargas inmensamente pesadas sobre los hombros de la gente; los que provocan el hambre de muchos hermanos así como la indefensión en el campo de la salud al no brindarle seguridad y confianza para obtener y mantener una adecuada calidad de vida. Son quienes viven en contradicción con el Evangelio, pues, en vez de servir, buscan ser servidos y prefieren actuar como los que tiranizan a los pueblos y naciones. Junto a ellos están los que desarrollan el comercio de muer6te con el narcotráfico, los violentos que hacen de la delincuencia su estilo de vida. Asimismo, quienes se dedican al contrabando y el “bachaqueo” y el “matraqueo”, la especulación o quienes impiden el desarrollo integral del pueblo. También hallamos quienes se consideran dueños de la vida al promover y defender el aborto y la eutanasia. De igual modo, los que destruyen la unidad y esencialidad de la familia con la ideología de género y la pretensión de imponer el mal denominado “matrimonio igualitario”. Tristemente, hay muchos hombres y mujeres de Iglesia que se convierten en enemigos de la Cruz de Cristo por su indiferencia, mediocridad, omisiones y falta de compromiso, e incluso con el terrible flagelo de la corrupción. En el fondo, todos esos y otros más han caído en la tentación de creerse Dios y pretenden caminar sobre las aguas tormentosas del momento actual en Venezuela.

Sin embargo, la Cruz de Cristo sigue siendo signo de victoria para todos y cada uno de nosotros. Es “motivo de orgullo”, pues allí se sigue dando la Nueva Creación. Por eso, nos gloriamos en esa Cruz redentora de Jesús. En ella se incluye la humanidad por la que se ofreció la Víctima por excelencia, Cristo el Señor. En los brazos del crucificado podemos ver a tantos hermanos que encuentran apoyo y consolación. No es difícil entenderlo, pues el mismo Señor se despojó de su condición divina para hacerse pobre y enriquecer a todos los seres humanos, en especial a sus predilectos, los más pequeños y pobres de la sociedad. Esto nos recuerda que nuestra fe en Cristo encierra en sí misma la opción preferencial por los pobres y excluidos.

Al contemplar al Santo Cristo, descubrimos en su Cruz los rostros de tantos jóvenes y familias completas que han debido emigrar a otros países; los de la inmensa cantidad de venezolanos que están pasando hambre de verdad, así como de los numerosos ciudadanos que han visto deteriorar su salud por falta de adecuada atención y medicamentos. Allí también miramos a tantos adolescentes y jóvenes que están siendo manipulados por mafias que los están conduciendo a la prostitución, sobre todo fuera del país. Sentimos la presencia de los pobres, excluidos y menospreciados, de os privados de libertad olvidados por la justicia y los organismos respectivos. También encontramos los rostros de padres de familia quienes ven perder a sus hijos a causa de la violencia, así como de los ancianos que terminan su vida en el olvido.

Junto a esos rostros llenos de dolor, podemos ver los de quienes, venciendo dificultades e incomprensiones, están dando lo mejor de sí a favor de los hermanos: quienes atienden a los migrantes en la frontera y en otros países hermanos, los que contagian esperanza a través de su solidaridad, quienes han optado por seguir en Venezuela construyendo el Reino de Dios, de justicia, paz y amor. Los que no tienen miedo de avizorar el futuro desde el compromiso con el Cristo liberador.

El Pan de la Palabra nos prepara para compartir el de la Eucaristía y reafirmar el compromiso que nos corresponde realizar por ser discípulos misioneros de Cristo, muerto y resucitado. Después de la consagración proclamaremos que es el sacramento de nuestra fe: ello encierra lo que nos toca hacer bajo la mirada del Señor del Rostro Sereno. En primer lugar, hemos de mantenernos firmes en el señor y hacerlo sentir a los demás mediante nuestro testimonio de vida. Esa firmeza en el Señor nos permitirá a no ser gente de poca fe. Es lo que nos debe distinguir en cualquier circunstancia y particularmente en estos tiempos de crisis. En segundo lugar, nos impulsará también a prestarle a Cristo nuestros propios brazos para sostener a los más débiles y protegerlos. Asimismo, caminar con Cristo sobre las aguas turbulentas de la crisis y así rescatar a los que se hunden por su falta de fe y proteger a quienes están en la seguridad de la barca. Como consecuencia, en tercer lugar mostrar que en medio de la turbulencia del momento, el Señor está allí con nosotros. No podemos prescindir de Cristo si queremos salir de la crisis que golpea al país entero: Él nos da la luz de su Palabra y la fuerza de su Espíritu de amor, mientras nos desafía cuando nos recuerda que todo lo que se le haga a cualquiera de los más pequeños se le hace al mismo Señor.

El Papa Francisco nos invita a ”levantar los ojos al Crucificado” (G.Ex 15). Como peregrinos llenos de fe, es lo que hacemos cada vez que venimos a encontrarnos con el Santo Cristo de la Grita. Que sean ojos de fe para ver y contemplar en Él, ícono de nuestra Iglesia en el Táchira, lo que Él ha hecho por nosotros y lo que nosotros en su nombre hemos de hacer. Amén.

 

6 de Agosto 2018.

+Mario Moronta R., Obispo de San Cristóbal.


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Un período académico se encuentra próximo a concluir el 30 de septiembre, como preámbulo se tienen unas vacaciones necesarias y merecidas para la comunidad ucatense. Necesarias, para recuperar las fuerzas invertidas en éste, y al retomarle luego del receso docente, poder concluir el presente y dar comienzo al período 2018 – 2019. Merecidas, porque siendo un año que ha tendido a la regularidad en el tiempo, después de muchos en que ello no fue posible por múltiples razones, las circunstancias existentes han demandado de cada uno el mejor de los esfuerzos, haciendo gala de disciplina y carácter para alcanzar los objetivos trazados.

Es precisamente en este marco que se ofrece también un momento para la reflexión, respecto de los propósitos que orientan el quehacer de la vida y de los roles que deben cumplirse, cada uno desde su individualidad, pero también en el plano institucional y social. Es así como la Universidad Católica del Táchira, en tanto comunidad inspirada en la fe cristiana que persigue conscientemente encontrar la verdad, a fin de ponerla al servicio del ser humano en su integralidad, asume el desafío planteado de continuar siendo portadora de buenas nuevas en tiempos de incertidumbre y dificultad.

Y es que en sus aulas y demás espacios, dentro y fuera de ella, concurren los ucatenses, estudiantes y profesores, operarios y administrativos, egresados y autoridades, con lo mejor de sí, en la tarea de poner condiciones que permiten formar a todos sus integrantes sin excepción, formación que lo es en ciencia y conciencia, en letras y espíritu; así la UCAT pretende con solvencia académica y moral, seguir iluminando los campos de la Patria y de otras tantas sociedades que hoy cuentan entre sus miembros a egresados de esta Alma Mater, reconocidos por ser personas conscientes, competentes, compasivas y comprometidas en la construcción de una vida digna, justa, decorosa y feliz.

Dios Padre Bueno, recompense a todos con liberalidad por el esfuerzo al prepararse y estudiar con constancia; por saber acompañar al educando con respeto, en cada una de las tareas y artes de su formación; por ofrecer espacios y relaciones decentes, ordenadas y serenas; por llevar en alto el nombre de la Universidad en tantos campos: académico, deportivo, social,… en fin, por hacer posible el devenir de la institución, su crecimiento y consolidación a través de las palabras y las obras de cada uno.

No queda sino, en nombre de sus Autoridades y Consejos, desear a todos un feliz y justo descanso, con el deseo de reencontrarse en septiembre con nuevas energías para proseguir juntos el camino.

El Secretario

San Cristóbal, en la Fiesta de San Ignacio de Loyola, Día del Egresado Ucatense de 2018


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El Gran Canciller, el Consejo Fundacional, las Autoridades Rectorales, Decanales y toda la Comunidad Universitaria, lamentan profundamente el fallecimiento del Sr.

Arcilio José Garrido 

Papá del R. P. Rafael Garrido S.I, Prepósito Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela y Miembro del Consejo Fundacional de la Universidad Católica del Táchira.

En estos momentos de dolor, hacemos llegar al Padre Rafael Garrido y a toda su familia, nuestras palabras de esperanza cristiana en la Resurrección final con las palabras que la Iglesia, desde sus orígenes, ha recordado en el canto de las letanías “Quien cree en Ti Señor, no morirá para siempre/Yo sé que mi Redentor vive y el último día resucitaré de la tierra”.

Lamentable hecho acaecido hoy en la ciudad de Barquisimeto, Estado Lara.

San Cristóbal, 31 de julio de 2018


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Las autoridades rectorales, decanales y toda la comunidad universitaria, lamentan profundamente el fallecimiento del estudiante:

Jackson Schmeichel Medina Delgado

Quien cursaba sus estudios en el 2do año de la carrera de Derecho – Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, de esta casa de estudios superior.

En estos momentos de dolor, hacemos llegar a toda su familia, amigos y compañeros nuestras palabras de esperanza cristiana en la Resurrección final desde las palabras que el Divino Maestro le dijo a Marta, la hermana de Lázaro: “Yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mi, aunque haya muerto, vivirá, y todo aquel que vive y cree en mi, no morirá para siempre” (Juan 11:25-26)

Velación: Funeraria San Sebastián-El Ängel (frente a la Iglesia de Santo Domingo de Guzmán/El Ángel)

San Cristóbal, 30 de julio de 2018


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